Poco a poco, con el paso del tiempo que
avanza inexorable sin descanso alguno, acabamos por ver mucho más
allá de lo que siempre hemos tenido ante nuestros ojos. Comprendemos
que en innumerables ocasiones no hemos tenido más remedio que
equivocarnos, que caernos y volver a levantarnos. Que a medida que
avanzamos estamos más dispuestos a no vivir por nosotros, si no por
las personas que realmente merecen que se viva por ellas. Esas con la
maravillosa habilidad de de cubrir con fragmentos de luz cualquier
oscuridad y convertirlo en algo nuevo, algo que sin saberlo siempre
habíamos estado buscando y esperando. Algo único. Especial.
Muchos son los sentimientos que,
personalmente, se agolpan en mi cabeza mientras la lluvia cae más
allá de la ventana, dándole a la noche el pequeño toque de
melancolía que acompaña a estas palabras. Palabras que posiblemente
no sean leídas hasta mucho después de ser escritas, pero que hasta
ellas mismas saben por quien deben ser pronunciadas. Por quien las
escribo.
Quiero desvanecerme, desaparecer sin
tan siquiera dejar una estela de mis pasos. No por ningún
descontento o por alguna razón que me obligue a ello. Simplemente
porque necesito escapar de un perseguidor que no existe. Porque
necesito ver y experimentar como eres capaz de hacerme sentir como
soy realmente.
Poco a poco, me voy disolviendo como
arrastrado por el viento igual que el que arrastra la lluvia que cae
más allá de la ventana. Voy dirigiéndome a donde sé que tengo que
estar.
¿Quieres venir conmigo?

No hay comentarios:
Publicar un comentario