Si hay algo que caracteriza a los superhéroes son sus motivos para ser como son. El tener la capacidad de sacrificarse por aquello que han decidido creer, por algo que desean proteger. Pero sobretodo, estos motivos, todo lo que conforman y hace que lleven a cabo sus decisiones y esfuerzos son, han sido y siempre serán las personas que creen en ellos. Esas que jamás dudarían de que son verdaderos superhéroes.
Imagina ahora que tú eres uno de ellos y que, como muchos otros, tienes tus motivos para serlo. Obviamente, todos los héroes sufren caídas (Spiderman se quedó por un tiempo sin poder lanzar telarañas, a Batman le partieron la espalda, Kick-Ass se llevó un navajazo en el pecho). Y aun así todavía hay personas dispuestas a levantarse por ellos.
Yo también soy un superhéroe. Afirmo serlo, no imagino que lo sea. Y aun siéndolo, también soy una persona normal y corriente. Alguien de a pie que tiene sus propios ídolos y héroes. Y entre las pocas cosas seguras que pueda tener claras en la cabeza, sé de primera mano que creo en ti y que eres uno de esos héroes por los que vale la pena luchar. ¿Qué más dan los motivos? Simplemente lo sé.
Y posiblemente, ni mi vida ni la de mucha otra gente serían las mismas si no hubiésemos llegado a saber nada de ese tipo de personas que tienen la capacidad de alegrarnos aunque sea solo un poco.
Ahora, ¿sigues imaginando que eres un superhéroe? ¿O has dejado de imaginártelo y crees realmente que lo eres?
Siempre hay alguien que cree y que lucha por nosotros. Como héroes está en nuestra mano no fallarles.

