viernes, 20 de septiembre de 2013

Sleepover

Imagina por un momento, desde ahora hasta que termines de leer, que eres un superhéroe o una superheroína. Da igual el nombre, da igual dónde, da igual cómo, da igual el traje que lleves y dan igual los poderes que tengas o no, eso lo dejo a tu elección.

Si hay algo que caracteriza a los superhéroes son sus motivos para ser como son. El tener la capacidad de sacrificarse por aquello que han decidido creer, por algo que desean proteger. Pero sobretodo, estos motivos, todo lo que conforman y hace que lleven a cabo sus decisiones y esfuerzos son, han sido y siempre serán las personas que creen en ellos. Esas que jamás dudarían de que son verdaderos superhéroes.

Imagina ahora que tú eres uno de ellos y que, como muchos otros, tienes tus motivos para serlo. Obviamente, todos los héroes sufren caídas (Spiderman se quedó por un tiempo sin poder lanzar telarañas, a Batman le partieron la espalda, Kick-Ass se llevó un navajazo en el pecho). Y aun así todavía hay personas dispuestas a levantarse por ellos.

Yo también soy un superhéroe. Afirmo serlo, no imagino que lo sea. Y aun siéndolo, también soy una persona normal y corriente. Alguien de a pie que tiene sus propios ídolos y héroes. Y entre las pocas cosas seguras que pueda tener claras en la cabeza, sé de primera mano que creo en ti y que eres uno de esos héroes por los que vale la pena luchar. ¿Qué más dan los motivos? Simplemente lo sé.
Y posiblemente, ni mi vida ni la de mucha otra gente serían las mismas si no hubiésemos llegado a saber nada de ese tipo de personas que tienen la capacidad de alegrarnos aunque sea solo un poco.
Ahora, ¿sigues imaginando que eres un superhéroe? ¿O has dejado de imaginártelo y crees realmente que lo eres?

Siempre hay alguien que cree y que lucha por nosotros. Como héroes está en nuestra mano no fallarles.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Hero?

¿Por qué no puedo? ¿Por qué soy incapaz de mantener conmigo todo aquello cuanto quiero, todo lo que es importante y todo lo que no deseo perder? ¿Por qué me es imposible que, aunque signifique un mínimo, sea incapaz de protegerlo?

Poco a poco todo va desapareciendo. Todo lo que en un principio parece de un color, se torna rápidamente a otro y ni siquiera nos da tiempo a verlo. Todo se va difuminando hasta no quedar nada.
¿Qué hay de bueno en todo esto? ¿Dónde está el heroísmo?



miércoles, 4 de septiembre de 2013

Leaving bridges behind.

Sinceramente, en ningún momento pensé que llegaría la ocasión en la que escribiese o dejase algún tipo de constancia de esto, nunca. Ni siquiera llegué a imaginarlo, puesto que me parecía tan improbable como lejano. Imposible para mi.

Hay fases en nuestras vidas en las que no podemos evitar un mínimo momento de reflexión, el desarrollar un torrente de sentimientos hacia algo o alguien, echar un vistazo al pasado para intentar vislumbrar nuestras propias huellas, buscando reconocernos en ellas. Pero las personas cambian. Todos cambiamos. Yo también.

Y poco a poco, esas huellas en las que buscábamos a la persona que fuimos, esa que tenía unos pensamientos, sentimientos y visiones distintas, van quedándose cada vez más borrosas por la nieve que les cae encima. Pero es algo natural, es el cambio que debe suceder, es lo que nos convierte en quienes somos y lo que nos define cada vez más.
El pasado queda atrás. Y venga lo que venga, ocurra lo que ocurra, jamás cambiaría nada de lo que ha sucedido a lo largo de mi vida. No por ello quiere decir que no me gustaría, pero personalmente, eso significaría perder una parte de quien soy. Significaría dejar voluntariamente que mis huellas se borrasen aun más. Conservo conmigo todo lo pasado, todos los pensamientos y las reflexiones, los sentimientos que no quiero olvidar aun cuando ya no los siento. Lo guardo todo dentro de mi para, alguna que otra vez, mostrarlo, recordarlo.

Por quien soy y por todo lo que está por venir.